Con la ayuda de otros instructores, Badel-Powell les enseñó a los niños cosas como acampar, observar, deducir, manualidades, navegar, salvar vidas, patriotismo y caballerosidad. Muchas de estas lecciones se aprendieron a través de juegos creativos que tanto gustan a los niños.

La idea era que los niños se organizaran en pequeños grupos de seis o siete bajo la supervisión de un líder: el jefe de patrulla. Básicamente, la formación incluye actividades como el seguimiento y la exploración, además de adquirir conocimientos de primeros auxilios y todas las habilidades adquiridas en el camping y actividades similares al aire libre.

Para convertirse en Boy Scout, los niños deben jurar lealtad a su país, ayudar a los demás y, en general, cumplir con la Ley Scout, en sí misma, un código de conducta simple que los niños entienden.

De hecho, Baden-Powell solo pretendía proporcionar un método de formación de jóvenes, aunque para su sorpresa los niños comenzaron a organizarse en lo que se convertiría en uno de los mayores movimientos de jóvenes voluntarios del mundo.

“El Movimiento Scout se basa en la educación a través del juego, la dimensión espiritual y el respeto por la naturaleza y el medio ambiente”